Tuesday, May 13, 2008

Chirimia - Folclor Afro-Colombiano

Chirimia
'FOLCLOR CHOCOANO'
LA CHIRIMIA Y SUS INTRUMENTOS


Los instrumentos empleados actualmente en los conjuntos típicos del Chocó ("chirimías") son los siguientes:
a) La tambora, la caja o redoblante y los platillos como instrumentos percutivos, base principal del ritmo.
b) El clarinete (en si bemol), el fliscorno (tenor o barítono) y la flauta de carrizo (flauta travesera de caña, o su reproduccion en tubo de cobre), como instrumentos de melodía.
En Quibdó, actuó para la comisión del Cedefim un conjunto integrado por tres guitarras, dos clarinetes, fliscorno, ‘‘bombo’’ (gran caja), redoblante y platillos. A los instrumentos europeos de la Banda de Música de Quibdó se agregan, de otra parte, la tambora, el redoblante de fabricación local (con aros de madera) y los platillos de hierro, de la mismo procedencia.
Hay otros conjuntos formados por un acordeón, una timba, un bongó y un par de maracas. En este caso, los ejecutantes son jóvenes notoriamente influídos por los ritmos antillanos.
En Condoto, las ‘chirimías" estan formadas por dos clarinetes, un fliscorno, una tambora, una caja y un par de platillos. Otras, por una flauta de carrizo (o su imitación en tubo de cobre), una tambora, una caja y los platillos.
En la época de fiestas religiosas o cívicas, las "chirimías" salen por las calles acompañando las procesiones y desfiles. O las recorren, interpretando su repertorio, sencillamente para contribuir a la animación del ambiente. Es frecuente, también, que se localicen en las plazas o en los cruces de las calles, caso en el cual no tarda en surgir espontáneamente el baile popular.
Como se ha visto, la tipicidad de la "chirimía" se reduce a la flauta de carrizo o de cobre, escasamente empleada en estos conjuntos,y a los instrumentos de percusión: la tambora, la caja de aros de madera y los platillos de fabricación local. Examinemos las características del empleo rítmico de estos elementos.
1. La tambora. Es un instrumento de cuerpo de madera (un tronco ahuecado, por lo general), aros del mismo material y doble parche de piel de "tatabro", roedor de la fauna regional. De ordinario tiene 38 centímetros de altura por 42 de diámetro. El tañedor la coloca sobre los muslos, o la cuelga de un hombro mediante una correa, cuando actúa de piés. Con la mano derecha golpea el porche con una maceta y con la izquierda percute el aro del instrumento con una pequeña barra de madera. En la región del Atrato, se produce con la tambora un ritmo característico diferente del que escuchamos en la región del rio San Juan, y que puede figurarse como sigue por lo que dice al "porro".
A la segunda mitad del segundo tiempo, se produce con la maceta el primer golpe, suave y apagado, como empujando el parche; el segundo golpe, al cuarto tiempo, es fuerte y suelto. Planteado este ritmo característico, que por lo general se produce con suavidad, se inicia con la maceta una serie de combinaciones y variaciones fuertes, a tiempo y a contratiempo, para después retornar suavemente al esquema rítmico inicial.
En la región del rio San Juan, el ritmo de la tambora, para el "porro", se basa en que los acentos fuertes recaen siempre en la segunda mitad del tercer tiempo del segundo compás ( mano derecha ), así como en el primer tiempo del tercero. Pero en esta región, como en la del Atrato, después de algunos compases en el ritmo característico estricto, la pulsación se hace más libre y más fuerte.

2. Los platillos. Estos idiófonos de entrechoque son fabricados localmente con láminas de hierro. El ejecutante, teniéndolos cerca del pecho, produce con ellos un ritmo continuo, pero rico en matices y en acentuaciones sincopadas. Dentro de este ritmo general, que se produce casi sin separar los platillos, las acentuaciones se consiguen separándolos inmediatamente después de entrechocarlos, con lo que aumenta la intensidad del sonido y se obtienen distintos esquemas periódicos fundamentales.
Estos ritmos son muy diferentes a los que se producen en la Costa Atlántica con el platillo sencillo, ritmos en los cuales se acentúan de ordinario el segundo y el cuarto tiempo del compás, o se marcan en todo caso los tiempos acentuados del mismo.
Tanto en la región del alto Atrato (Quibdó) como en la del alto San Juan (Condoto), encontramos características similares por lo que dice al empleo rítmico de este instrumento. Anotamos, esto sí, que en el compás de 6/8 las figuraciones son mas libres en la segunda de las citadas regiones.

3. La caja. Es un tambor (redoblante) pequeño, de 12.5 centímetros de alto por 35 de diámetro, con parches de piel de cerdo y aros de madera, y se percute con dos palillos. De ordinario, se le confían ritmos característicos como los que se producen para el "aguabajo".
No encontramos diferencia alguna, en el empleo de este instrumento, entre las dos regiones visitadas: la de la hoya del Atrato y la del rio San Juan.
4. La flauta de carrizo. Es una flauta travesera, hecha con el tallo seco de una caña de la región, especie de bambú de pared muy fina y fibrosa. Los ejemplares que adquirimos en el Chocó tienen 64 centímetros de largo por 2.9 de diámetro. La embocadura se encuentra a 8.7 centímetros del extremo obturado. Tiene, además, seis perforaciones digitales: la más próxima se encuentra a 24.3 centímetros de la embocadura. Entre cada dos perforaciones media una distancia de 4.5 centímetros, aproximadamente, y entre la última perforación y el extremo abierto del instrumento, la sección del tubo mide 9.5 centímetros.

La flauta de carrizo ya no es utilizada en las ‘‘chirimías’’ del Chocó, al menos en las que tuvimos oportunidad de escuchar. En cambio, si utilizan ocasionalmente una imitación hecha en tubo de cobre. En esta variedad metálica (51 centímetros de longitud por 1.6 de diámetro) ejecutó un músico de Condoto -Rogelio Domínguez, "el Ñato’’- el pasaje de aguabajo que se transcribe en seguida. El ejecutante actuó entonces como "solista" de un ruidoso conjunto integrado por clarinete, trompeta, fliscorno, flauta, tambora, caja y platillos. Como puede verse, se trata de una melodía cuyo primer período, que consta de dos motivos, se repite varias veces, pero con algunas variantes.

Por: Andrés Pardo Tovar y Jesús Pinzón Urrea
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1961

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